domingo, 7 de diciembre de 2008

Violencia

Yo no me hago cargo de la violencia que siento y atraviesa mi discurso.
Yo la reconozco y a medida que escribo siento que la voy a controlar. Pero prefiero explicarme para los que se asustan, para los que me tienen por loca y para los que me quieren suavizar.
Yo no nací así. Yo era buena, dulce ,inocente y confiada.
Las instituciones y la sociedad generan violencia.
Yo trabajé durante diez años de lunes a viernes , mañana y tarde, con 280 alumnos , y nunca logré los derechos de una trabajadora.
Yo aporté durante diez años a un gremio que ni siquiera me abrió la puerta cuando lo necesitaba(UTE).
Yo parí en un hospital donde casi me dejaron morir para luego, a último momento, intentar salvar la vida mía y la de mi bebé.
Yo me deprimí en ese momento y me cagaron a pedos , en lugar de ofrecerme ayuda.
Yo estuve tan deprimida que sólo unas amigas se mantuvieron a mi lado, mientras mi familia se iba del país o me incitaba a tirarme por la ventana.
A mí y a mi hija nos sacaron a patadas del jardín maternal municipal del barrio diciendo que era para pobres (¿y nosotros qué somos?).
Yo cambié tres niñeras hasta que dejé de trabajar.
En el medio de todo ese quilombo , mi marido y yo nos hicimos una casa.
Este año me callé en la reunión que hicieron en la escuela de mi hija acerca de la limpieza, cuando había meningitis, a pesar de que quería gritar que nadie nos garantizaba nada y que todo funcionaba mal. Días después pasó lo de la bebé de César y Natalia, y me sentí tan culpable, tan mal , que me prometí a mi misma no callarme más.
Yo recurrí al sistema judicial montones de veces en vano: por eso pienso que la única justicia posible es la justicia social.
Mi hija está en tercer grado y ya pasó por tres escuelas, de la primera nos fueron, de la segunda nos fueron y nos fuimos, y de la tercera por ahora no voy a hablar...
Ayer una señora en el mercado tuvo una crisis porque hace un tiempo unos delincuentes le mataron al padre en su casa, y le balearon al hermano(aparentemente sobrevivió). Mientras estaba comprando, habían robado su negocio. Estaba triste, sumida en la tristeza. Se llama Patricia. La ayudé como pude...
Me vine a mi casa recordando por qué soy como soy, porque un día decidí que la tristeza no me ganaba más. Prefiero vivir rompiendo las pelotas, como los chicos. Ó hacer como hacen los perros, que aunque les falte una pata siguen caminando.....ó como hacemos muchos argentinos cualesquieras, la peleamos y ya está, sin pedir permiso ni perdón, sin ninguna inspiración demasiado intelectual.

Salud y amor y besos y abrazos.

¡Que vale la pena estar vivo aunque no se deduzca de mis entradas!